lunes, octubre 2, 2023
BJavier Gálvez SalasOpinión

Qué le podemos decir a los títeres del sanchismo…

El Rincón de Javier

         Al señor Bolaños, el cínico I del sanchismo, le decimos: Pretender justificarnos ahora, por motivos de convivencia y de cohesión, justo lo contrario a lo que nos justificaron que era imposible, francamente, a tenor de la valoración de prestigiosos grupos de juristas, es cuanto menos una desfachatez, una tomadura de pelo para todos los ciudadanos de bien. No nos tomen por idiotas. A su jefe, a la camarilla de su jefe, y a usted, os importa un bledo la convivencia y la cohesión, precisamente porque el plato que están pretendiendo cocinar hoy no formaba parte ayer de vuestra carta electoral. Y demostrado está, lo que el sanchismo pretende vendernos por razones de cohesión y convivencia, a la gran mayoría de los españoles solo nos motiva fractura y crispación. Incluso dentro de las propias filas del partido socialista obrero español, más que cohesión y convivencia, lo que se vislumbra son tensas discrepancias entre el socialismo clásico constitucional y el socialismo de los títeres del sanchismo.

         A la señora Díaz, la progresista I del reino, le decimos: Aclárese, e intente aclarárnoslo a todos los ciudadanos de a pie. Lo haya hecho usted en calidad de vicepresidenta en funciones del gobierno, o lo haya hecho usted como la cabecilla legal del amplio abanico ideológico que representa SUMAR, lo mismo da, reunirse para tratar asuntos de estado con el prófugo de Waterloo, el golpista, es cuanto menos pisotear a una de las más serias instituciones y de mayor relieve que debe regir en un estado democrático, el poder judicial. A su jefe, a la camarilla de su jefe, y a usted, no hay quienes les entiendan, se toman a chufla la posibilidad de sentarse con el líder de la agrupación de centro derecha que ha ganado las elecciones y, a la primera de cambio, se van al encuentro de la extrema derecha que lidera el prófugo de Waterloo, el golpista. Por lo visto para Pedro I, el mentiroso, para toda su camarilla, y para usted, la extrema derecha o la derecha extrema, sólo es fascista cuando es asunto del prójimo, cuando les viene bien utilizarla porque les sacan rédito, entonces es de un valor progresista encomiable. Lo sentimos señora Díaz, su talente progresista deja mucho que desear, usted misma se está encargando de convertirlo en una fantochada.

         Al señor Sánchez, Pedro I, el mentiroso, le decimos: Sírvase de las hemerotecas de no hace mucho tiempo y escuche sus propias manifestaciones y la de su camarilla sobre la inconstitucionalidad de una posible ley de amnistía. Y nos preguntamos, en esta ocasión usted miente u otra vez ha cambiado de opinión. Señor Sánchez, si realmente tiene sentido de la responsabilidad y de estado, rehaga su gira por los medios de comunicación, justo por todos los estudios televisivos y de radio que, aun cuando no visitó en toda su legislatura, sí que invadió, incluso con vehemencia, durante el transcurso de la campaña electoral. Pero, por favor, en esta ocasión no nos venga con el mismo cuento de siempre, con sus malintencionadas y obsesivas maneras de infundirnos miedo con la llegada de la extrema derecha. Intente ser un poco más original, explíquenos su interés por resetear, en el sentido de borrón y cuenta nueva, todas las acciones delictivas de las que fuimos testigos, tristemente, durante el fallido intento de golpe de estado perpetrado por el prófugo de Waterloo.

         Y a nosotros mismos, también nos decimos: Igual no está muy lejano o ya está ahí, a la vuelta de la esquina, el día que debamos quitarnos la camiseta, olvidarnos por unos instantes y de una vez por todas de nuestras afinidades políticas, y movilizarnos con civismo en defensa del orden constitucional, de la integridad territorial y de la igualdad de todos los españoles ante la Ley. Porque de no ser así, ya nos acordaremos de la desproporcionalidad, en términos de justicia, entre los malhechores que intentan golpes de estado y terminan de rositas, y los que recibimos notificaciones de embargo en vía ejecutiva por una simple y leve sanción de tráfico, y a las que debemos, sin más remedio, atender sin rechistar.

 A ver quién nos lo explica…

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