Miércoles de Ceniza.

Mi objetivo era aprobar, como pudiera, un examen oral del primer semestre de Derecho del Trabajo en cuarto de Derecho. Todavía recuerdo el temblor de piernas, el corazón acelerado y el estómago encogido que me impedían comer. El catedrático tenía fama y era la primera vez que me exigían un examen oral; lo hice, salí contenta, con la esperanza de ver en las listas el aprobado deseado y cogí el primer autobús hacia Baena. Era Miércoles de Ceniza.
Con esto de estudiar y trabajar fuera, cada miserere necesitaba escuchar la voz de mi abuela Lola. La imaginaba junto a mi madre asomadas a la terraza de nuestra casa pero un nudo en la garganta me impedía seguir hablando por teléfono con ellas. Esa noche al acostarme solo quería soñar que estaba a su lado, como siempre lo había hecho.
Hoy, Miércoles de Ceniza, necesitaba caminar, tenía un destino fijo y seguro. Cosas de la vida… Ayer recibí una notificación de un recuerdo en el Facebook mientras mi hija estaba en el taller de redoble que organiza la Agrupación de Cofradías de Semana Santa. Mi hermano había publicado esa noticia hacia cinco años.
De fondo los tambores cantaban a manos de chiquillos y chiquillas. Una sonrisa se dibujó en mi cara cuando leí lo que escribió mi hermano y vi la fotografía que acompañaba: “Los ocho bastones de la Cola Blanca con la segunda Teniente de Alcalde y Concejala de Cultura Lola Cristina Mata Casado-Yuste”.
Sintiéndome plena y no pudiendo haber mejor lugar, en ese instante, decidí comentar ese recuerdo:
“Hay momentos en la vida que son únicos, hermosos, que tocan el alma y hacen vibrar el corazón.
Mis coliblancos, por todos ellos, los que fueron, los que son, gracias por este legado.
Esperanza e ilusión en los que quedan por venir.
Ahora que ya no estoy en el lugar que ocupo en ese recuerdo, sigo siendo la misma.
A estas horas el taller de redoble se vive y siente en Baena. No hay sonido más hermoso en la víspera del Miércoles de Ceniza.
Esperando ese estremecedor cohete que surca el cielo…”.
Ese momento fue el acto conmemorativo que se celebró con ocasión de la unificación de las Turbas de Judíos de la Cola Blanca 1872-2017. Una perfecta organización de la Turba. El bastión, no podía ser otro, Santa Marina y hoy he caminado hacia sus puertas, sintiendo el sol de la Cuaresma.
Ahora voy para San Francisco al miserere, antes los veré pasar y compartiré con quienes tanto quiero, un rato agradable, que de todo quiere el cuerpo.
¡Cuando vi la nota del examen no pude saltar más, el notable supo a gloria, a Miércoles de Ceniza y a colas blancas por trenzar!
